AUTOR: Rouland, Robert / Pierre-Caps, Stéphane /
Poumarède, Jacques
Desde principios del siglo XIX y,
sobre todo, a raíz de la participación de Polonia, las potencias europeas
decidieron impedir la formación de nuevos estados. Se dijo entonces que no
se podía dar a cada nacionalidad un Estado propio a fin de evitar la proliferación
de pequeños estados. Ello determinó la convivencia en un mismo Estado de
una mayoría hegemónica y de diversas minorías étnicas, religiosas o culturales
producto de inmigraciones diversas.
A la tendencia uniformadora de
estados se opuso el surgimiento de los particularismos, y de la necesidad de
protegerlos nació el derecho de las minorías. Los pueblos autóctonos
(aborígenes, indígenas, trescientos millones de personas hoy día), víctimas de
conquistas imperiales a lo largo de la historia, ofrecen al cabo del tiempo
diversas similitudes con las minorías. Se calculan cuatro mil pueblos
autóctonos sobre la superficie del planeta y sólo menos de doscientos
países miembros de la ONU.
De estas diferencias no debe
deducirse una dicotomía maniquea entre una concepción progresista laica en
defensa de derechos humanos universales, iguales para todos, frente a culturas
minoritarias o autóctonas retrógradas, tradicionales, oscurantistas con
fundamentos religiosos, étnicos o sexuales. Muchos estados entran cada vez más
por el camino del pluriculturalismo puesto que los que tienen clara
homogeneidad étnica, lingüística o tradicional son sólo alrededor de 10%. Por
un lado, hay que evitar regímenes segregacionistas mediante legislaciones
adecuadas, y, por otro, impedir la desaparición de las minorías en sociedades
hegemónicas niveladoras.
Tal es el gran problema
contemporáneo de este libro fundamental. La solución multiculturalista adopta
estrategias diversas: federalismo, autonomía, multilingüismo, distinción entre ciudadanía
y nacionalidad, tribunales de justicia autónomos, etc. Paralelamente, pueden
producirse procesos de ósmosis (matrimonios mixtos, cementerios comunes,
corresidencia, escolarización común, y la paulatina aceptación de valores
universalizables, siempre a partir del reconocimiento de las diferencias
culturales. Las circunstancias actuales de vida conducen, además, a
participaciones múltiples en diferentes medios sociales más allá del círculo
familiar.
LA PERSPECTIVA PARECE SER LA DE
UNIVERSALISMO AUTÉNTICO EN EL QUE LA UNIDAD DE LOS SERES HUMANOS NO SIGNIFIQUE
SU UNIFORMIDAD.
Siglo XXI EDITORES / 2000 / Primera Edición / 488 páginas / 16 x 23 / Rústica / ISBN: 978-968-23-2201-3
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